Lo más importante era ganar y se ganó. En tan solo cuatro minutos, los comprendidos entre el treinta y cuatro y treinta y ocho el Sevilla consiguió los dos goles que a la postre fueron suficientes para que la victoria se quedara en casa y por tanto comenzáramos la liga con los tres primeros puntos en nuestro casillero.
Fue Fede Fazio de cabeza y Negredo al transformar un penalti los que consiguieron los goles, siendo el “sevillista” Alexis el que acortó distancias en la segunda parte.
Personalmente me gustaron algunas cosas del equipo en la jornada sabatina, habiendo otras muchas que quedan por pulir, sobre todo algunos despistes defensivos que pudieron costar un disgusto mayúsculo de no haber sido por la buena actuación de Diego López.
La defensa (con sus despistes que deberán corregir rápidamente) estuvo expeditiva y contundente, destacando Spahic con un partido muy serio y estando atento al corte siempre que sus compañeros eran rebasados. Buen partido de Cicinho, Fazio y Navarro.
El centro del campo, pues lo de siempre con un Rakitic demasiado intermitente, un Trochowski que no termina de demostrar ese fútbol que le llevó a la internacionalidad alemana y un Medel inconmensurable en su trabajo de achicar todo lo que el contrario intenta construir.
Arriba un Negredo a lo suyo, un Navas que demuestra que está varios escalones por encima del resto y un Reyes “apático” que parece no encontrar ese momento de forma que tan necesario es para el equipo.
En definitiva, se ganó el partido, se consiguieron los tres primeros puntos, pero ante un rival endeble, un equipo que si bien no tiene grandes nombres, desde el banquillo propone un juego divertido y ambicioso.
Capítulo aparte merece el ambiente de “mal rollo” que se está viviendo en las gradas. El grupo Biris Norte sigue sin acceder al Estadio, con lo cual parece que estamos viviendo los encuentros en algún estadio del norte donde se pueden escuchar todos los ruidos que provienen del césped.
Las medidas del Consejo sigo diciendo que son desproporcionadas. No se puede uno poner a matar moscas a cañonazos. No se puede coartar la libertad de la gente hasta el punto de requisarles las banderas del centenario.
Por otro lado la división de la afición es absoluta, profiriéndose cánticos contra el Presidente y el “personaje” desde el mismo comienzo del partido, que son contestados por otro grupo con silbidos y menosprecio. Esto solo hace que perjudiquemos al equipo. Pero este absurdo pulso tiene que terminar cuanto antes, reuniéndose las partes y buscando una solución que permita que vuelva ese ambiente espectacular que siempre tuvo el Pizjuán y que hace que los contrarios se sientan presionados desde el principio.
Lástima y pena me produce lo que viví ayer por la noche en nuestro Estadio, pero sin duda la obcecación de parte de unos y otros no nos llevará a ninguna parte. Toda solución pasa porque se busquen puntos de encuentro y se vuelva a la normalidad. Pero conociendo al “personaje” se me antoja harto difícil, pues como bien dicen algunos, el se cree el “manijero” y controlador absoluto del cortijo, cuando resulta que no está cualificado ni para dirigir la logística de un convento.