viernes, 25 de noviembre de 2011

CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO.

Hace un montón de años, es una obviedad que seguramente van a entender, me ocurrió un caso que por la singularidad y por celebrarse hoy el día Internacional Contra la Violencia de Género, pues viene al caso.

En un pueblo, de cierta relevancia de la provincia de Madrid, se recibe una denuncia en la comandancia de la Guardia Civil, de unos vecinos de un matrimonio donde se venía a decir que el varón de la pareja injuriaba a su esposa en público e incluso ellos habían oído en alguna ocasión, ruidos que podían indicar que la maltrataba físicamente, dándose el caso de tener que dar “amparo” a sus dos hijos pequeños en casa, llegando a manifestar el mayor de ellos “que su papi, estaba pegando a su mami”

Pocos años de democracia llevábamos en España y la Ley resultaba absolutamente ambigua en este caso, porque no contemplaba estos “incidentes conyugales”, como al fin y a la postre fueron resueltos por un Juzgado.

Se realizó una investigación “interna” por parte del Jefe del Grupo Policial, llegando a la conclusión que se debía intervenir, para al menos “amenazar” al agresor con una detención si seguía produciéndose de esa forma. Dentro del mismo cuerpo, hubo varios agentes que se negaron por completo a colaborar e incluso convencieron a algunos compañeros, para que denunciaran al jefe del Operativo, por estar inmiscuyéndose en labores de las cuales había sido apartado por el señor Juez.

Dos semanas más tarde de esta denuncia, el Jefe de la Unidad fue relevado del servicio y destinado a una nueva Comandancia, no antes sin tener que cumplir con el “arresto” de dos meses de suspensión de empleo y sueldo con el que fue sancionado por sus superiores.

Tres meses después, la señora que era objeto de estas “vejaciones”, fue encontrada sobre las 14,50 de la tarde en su casa, tras forzar la puerta la Policía Local, ya que no había acudido al colegio a recoger sus niños, muerta, en medio de un charco de sangre. Todas las pruebas apuntaban a su marido, que al día siguiente al amanecer, apareció ahorcado en un molino abandonado a las afueras del pueblo.

El joven oficial, que fue relevado en su puesto, tuvo que prestar declaración para el esclarecimiento del incidente (así fue adjetivado por su señoría) y “castigado” de nuevo con otro cambio de destino, pues pudo creerse que las amenazas proferidas al “agresor” pudieron motivar su conducta. Real como la vida misma.

Os cuento todo esto que puede parecer una cosa cotidiana hoy, pero ya hace más de 25 años, estos episodios eran frecuentes en nuestro país. El nivel de superioridad que se le daba al varón ante su esposa, podemos calificarlo, como hasta legal. No había ley ninguna que protegiera a estas personas de los ataques despiadados, miedosos y repugnantes de sus parejas.

Mucho han cambiado las leyes desde entonces. Mucho se ha hecho para intentar frenar esta lacra. Pero día a día, vemos como se siguen produciendo maltratos de esta naturaleza, ante la impotencia de las autoridades por proteger a estas víctimas.

Y yo hoy quiero desde este mí, vuestro, blog, reclamar más medidas, todas cuanto hagan falta, para frenar esta lacra y para que la justicia se imponga siempre al modelo represor y violento de los maltratadores. PARA QUE DE UNA VEZ, ESTOS PUTOS COBARDES, PAGUEN POR EL DAÑO TAN TREMENDO QUE HACEN A ESTA SOCIEDAD.

5 comentarios:

  1. PUES MUCHOS AÑOS DESPUES, POR DESGRACIA SIGUE OCURRIENDO, YO CREO QUE AUN MÁS. PATRI CONDE.

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  2. TODOS CONTRA LA VILENCIA DE GENEROS AL FINAL LO CONSEGUIREMOS

    Joaquinruiz13

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  3. Con este tipo de crimenes, como con otros muchos, no acabaremos hasta que se cambie el cídogo penal. Un abrazo amigo.

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  4. Una de las grandes vergüenzas que vivimos en nuestros días. Romu.

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  5. Estas cosas se acabarán, el día que un juez no obligue en un divorcio, a pagar a un padre la manutención de los hijos ( cosa de la que estoy de acuerdo) y la hipoteca del piso donde va a seguir viviendo su ex-. Incluso las mujeres comentan que el gran perjudicado en un divorcio con hijos es el hombre. Y tanto va el cantaro a la fuente que al final se rompe.

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