SOBRE LA FALTA DE INTENSIDAD.

Dice la Real Academia de la Lengua literalmente, que Intensidad es: Grado de fuerza con que se manifiesta un agente natural, una magnitud física, una cualidad, una expresión, etc.

Además, como segunda afección nos habla de la vehemencia de los afectos del ánimo. Pues un servidor llega a la conclusión, que nuestros jugadores no se han empleado con la suficiente intensidad en la noche de ayer y en la mañana de hoy.

Pero claro, lo nuestro no deja de ser la expresión de nuestro sentimiento y nuestro estado de ánimo, sobre todo, tras la derrota lamentable que sufrió nuestro equipo en el día de ayer. Lo verdaderamente preocupante, es el grado de intensidad que mostraron los profesionales a los que tocó defender nuestro escudo y por ende, intentar una victoria que se antojaba imprescindible para poder alcanzar los objetivos que están marcados para esta temporada.

Con la frialdad que te hace sentarte ante el teclado doce horas después del partido, llego a la conclusión de que algo está fuera del orden natural de las cosas. Y digo esto, porque se me antoja incomprensible argumentar que nuestro equipo ayer estuvo desprovisto de intensidad.

En el actual estado de las cosas, con la situación por la que atraviesan la mayoría de las empresas o sociedades en general, lo mínimo exigible al personal que labora, y por tanto, forma parte de su plantilla, es un grado de compromiso, lo suficientemente elevado, para que el desarrollo de sus funciones, lleven a la Entidad que le paga, a cumplir sus objetivos.

Esto es así, y todos los rodeos que queramos buscar, solo nos llevarían a confusiones y pérdida de mercado ante nuestros competidores. Si esto lo extrapolamos al mundo del fútbol, que en éste caso concreto, es el que nos interesa, pues me hacen desgajar algunas conclusiones, que quiero compartir con todos ustedes.

La máxima responsabilidad en la dirección de un grupo, recae en el responsable inmediato, que en el caso que afrontamos, debería ser el entrenador. Éste debe motivar e incentivar a sus activos humanos, para que en el desarrollo de su función, se empleen con la máxima diligencia y dedicación. Por tanto, en cuanto notara o suponiera que alguno de ellos no está dando el máximo de sus facultades, debe reemplazarlo por otro, de modo que el trabajo del grupo no se resienta. Hablando de forma coloquial, siempre hay que utilizar los activos más cualificados para desarrollar la función marcada.

En el caso de que éste responsable, o bien estuviera incapacitado o desmotivado, debe ser reemplazado de inmediato (asunto que nuestros dirigentes, han acometido en dos ocasiones en el espacio de varios meses) por otro, que encauzara el rumbo de la tarea, a la consecución del objetivo. El nuevo encargado deberá poner desde el primer momento, sus inquietudes e informes de capacidad del grupo, en conocimiento de sus superiores, para que éstos puedan tomar las correspondientes decisiones en cuanto a la viabilidad del proyecto, atendiendo las peticiones que éste sugiriera, para los cambios pertinentes en cuanto a personal o metodología. En caso de no tener una respuesta adecuada, será responsabilidad absoluta del nuevo “manijero”, las consecuencias negativas, que o bien, por la bajada de productividad o por la continuidad de las negligencias, se puedan seguir produciendo.

Hablando en plata, éste el funcionamiento de cualquier Sociedad o Empresa seria y consecuente. Mucho se habla del mundo del fútbol, como componente sentimental y no mercantil, pero en la actual situación del deporte profesional, con las finanzas cogidas con alfileres, una Sociedad estructurada y seria, debe funcionar de éste modo.

Como conclusión, señor Manzano, usted debe coger el rábano por las hojas de una vez. Hablar claro y no dejar caer frases del tipo “si hay que hablar de refuerzos, ya se hablará”. Mire usted, los tres puntos que marcharon ayer tan lastimosamente son consecuencia, para un servidor, de la desmotivación y falta de implicación de los profesionales que usted dirige. Si el equipo tiene lagunas en determinadas posiciones, pues indíquelo claramente y que se busquen por los responsables, las soluciones adecuadas, si no lo hace así, es que está convencido que tiene los elementos humanos necesarios para cumplir los objetivos, pero si estos no llegan, no habrá otro responsable que usted. Ahora, que cada cual saque sus conclusiones.